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Entre Cadenas y Pañales


 

ENTRE CADENAS Y PAÑALES
 
Gálatas 4:6-14
 
Y porque ustedes son hijos, el Señor despachó al Espíritu de Su Hijo dentro de vuestros corazones, llamando al Padre: Mi Padre
Así también tú no eres más un sirviente, sino un hijo; ¡y si tú eres un hijo, tú eres también un heredero del Señor, por la mano de Jesús el Ungido!
Sin embargo entonces, cuando tú ciertamente no reconocías al Señor, ustedes estaban en esclavitud de cosas (Ordenanzas de la Ley) las cuales no son por naturaleza Dios.
Pero ahora, habiendo reconocido al Señor, y más aún, habiendo sido reconocido por el Señor ¿Cómo regresan ustedes otra vez a los regímenes débiles y destituidos de antes, a cuales ustedes desean estar esclavizados otra vez de nuevo?
¡Ustedes escrupulosamente observan días de festival, y nuevas lunas y temporadas de festival, y años!
¡Yo estoy asustado por ustedes, por si de alguna manera yo he laborado en vano por ustedes!
Vuélvanse como yo soy, porque yo también soy como ustedes, mis hermanos, yo les ruego. Ustedes no me han hecho ningún daño.
Pero, ustedes saben que desde el principio, yo les anuncié las buenas noticias a ustedes a través de la debilidad de mi carne,
Y ustedes no me despreciaron a pesar de la prueba dentro de mi carne ni me rechazaron con desprecio, ¡sino que ustedes me recibieron como al Enviado del Señor, como al Ungido Jesús!
 
INTRODUCCION.
 
No hay una cosa que llene más de ternura que ver a un pequeño niño llamando a su padre cariñosamente. Todo padre se acuerda el día que sus hijos le llamaron “papi” la primera vez. Los años pasan y aún a nuestros padres les llamamos de igual forma. Lo hacemos porque tenemos hacia ellos un sentido de identidad, afinidad y comunión íntima.
Eso es lo que Pablo exactamente quiere transmitir a sus lectores. Dios los ha hecho hijos por el Espíritu y sólo por él podemos identificarnos, tener filiación y comunión íntima con el Padre celestial.
No todas las criaturas del Dios altísimo pueden llamarlo Padre. Sólo pueden hacerlo aquellos que tienen su Espíritu en el corazón.  
Conozcamos los derechos que hemos adquirido por nuestra condición de hijos de Dios:
 
I. DERECHO DE FILIACION
 
  1. Este derecho lo adquieren quienes tienen su mismo Espíritu
  2. Este condición nos hace dueños de su herencia
II. DERECHO DE RECONOCIMIENTO
 
  1. Somos hijos legítimos y no naturales de Dios
  2. Hemos sido reconocidos e identificados por Dios el Padre
  3. Tenemos afinidad y paternidad espiritual de Dios el Padre
 
III. DERECHO A LA COMUNION
 
  1. Los cristianos como hijos de Dios viven en libertad espiritual y no en esclavitud legalista
  2. El Espíritu de Cristo nos une a pesar de nuestras distinciones raciales o culturales
  3. Dios nos ha recibido en su casa a pesar de nuestras debilidades para ungirnos con su Espíritu como a sus hijos
 
CONCLUSION.
 
Era una costumbre judía escupir en el suelo al ver a un leproso o a una persona ceremonialmente inmunda. Pablo les recuerda a los gálatas que a pesar de su penosa enfermedad (oftalmía) y de su presencia detestable ellos no lo rechazaron sino que lo recibieron como al mismo ungido de Dios, el Mesías.
Pablo apela al corazón de sus hijos espirituales para que no pierdan los derechos legales que han ganado por la fe en Cristo por haberse vuelto a los antiguos ritualismos de la ley mosaica.
El no quiere ver a sus hijos en cadenas, quiere verlos en pañales. El los quiere ver crecer en madurez y no verlos presos otra vez en una vida de esclavos.
Pablo les llama como un padre desesperado que llama a su hijo a quien ha rescatado de la muerte para que no pierda su condición.
Testimonio de la mujer quemada y la hija que la despreciaba.
 

Soledad, Barraquilla, Colombia
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